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Jethro Night

Noche de flautas y guitarras, velada que recordarán las cerca de 2 mil almas frente al escenario. Un concierto pactado para el pasado miércoles en la Feria Interncional. Con ustedes, Jethro Tull.

Los llamados adultos contemporáneos, las parejas más jóvenes y curiosas, el Monseñor del Rock, el infaltable Chente Sibrián y hasta uno que otro roquero. Ese era el ambiente cuando la noche marcó las 9, un poco después de que Extremos Unidos pusiera su cuota para el espectáculo.

Pero la espera ya se hacía larga, los ingleses no aparecían y la ansiedad empezaba a invadir los rostros. Fue entonces que Ian Anderson se posó en las tablas y flauta en mano empezó el recorrido por sus más de tres décadas de música. Y el público respondió al líder de Jethro, lo cual quedó demostrado con el primer tema, cuando las notas de “For a thousand mothers” cruzaron el anfiteatro.

El concierto ya había comenzado. Teclados, bongoes, flautas, guitarras y bajos acompañaron siempre el poder escénico de Anderson y las conocidas “Up to me” y “Hymn 43”, sin mencionar la gran respuesta que obtuvieron del público con los primeros acordes de la más que representativa “Thick as a brick”. Con esa energía, el concierto se asomaba a la hora de vida.

Pero Jethro Tull también demostró las buenas ejecuciones de sus instrumentos y Anderson las complementaba con su flauta y el ya clásico estilo para tocar: en un solo pie, bailando y paseando por toda la tarima. Y el público reaccionaba complacido. Unos incluso portaban sus discos de vinilo y hasta hubo alguien que se atrevió a subir para venerar de rodillas a los ingleses.

Pero en su segundo intento el fan no corrió con suerte. Ian Anderson lo recibió con un apretón de cuello y lo bajó de la tarima. Acto seguido, el vocalista se dio la vuelta y casi se da por finalizado el show, aunque minutos después regresó para lo que sería el último respiro de rock: “Aqualung”.

El último tema de Jethro Tull en San Salvador puso el sello a casi dos horas de concierto y el público los despidió de pie y bailando. Y aunque algunos se fueron sin oír algunos temas que esperaban sentir en el anfiteatro, al final la mayoría salió satisfecha.

Ahora, San Salvador espera a otros contemporáneos de Jethro Tull, Allan Parson, que se presentarán en unas semanas. Todo servido para el mes de septiembre.