Para los indios brasileños Tupi, Angra es la diosa del fuego, pero para los cuscatlecos, la noche de ayer ese nombre tuvo un solo significado: los amos del power metal sinfónico. La banda suramericana llenó el pabellón número 4 de la Feria y demostró que la fama que los precede no se gana del día a la noche.
Con un recorrido por su discografía completa, con temas más que conocidos y de su nueva producción y con un final más que inesperado, Angra dejó a los metaleros con un buen sabor de boca. Esta es la historia.
Toda buen relato necesita un buen inicio, y de eso se encargaron los santanecos de Gaia (palabra con significado también: madre Tierra). El concierto estaba pactado para las 7 de la noche (7.30 hora salvadoreña). El pabellón lleno hasta la cintura los aplaudió durante media hora de puro heavy hecho en casa y no defraudaron. Aunque el sonido no estaba al tope, pusieron su cuota.
Media hora…. 50 minutos… la espera ya agotaba a todos los que poco a poco llenaban el recinto. Las luces ya los anunciaban pero Angra no aparecía. Tuvo que pasar una hora para que los brasileños subieran al escenario, pero con “Waiting in silence” y “Spread your fire” compenzaron la espera y comenzaron el relato de su gira Temple of Shadows.
“Muchas gracias, San Salvador. Estamos muy contentos de estar por primera vez aquí”, fueron las primeras palabras de Edu Falaschi, la voz de Angra. Rafael y Kiko, en las guitarras, Felipe en el bajo y la bataca de Aquiles respondieron con “Acid Rain”.
La primera explosión de energía llegó con “Nothing to say”. Era el principio del prometido viaje por todos sus discos. Y así, una a una fue desfilando el power metal que traían los brasileños. El pabellón lleno y los cientos y cientos de metaleros no dejaron de disfrutar el concierto que habían estado esperando con ansiedad.
Pero Falaschi era el que imponía el ritmo, como lo demostró con la balada “Heroes of sand”. Tiempo para los encendedores. Casi hora y media. Pero Angra no se quería despedir sin poner en el escenario sus mejores éxitos. Para eso desenfundaron la más que representativas “Angels Cry” y “Ribirth”. El final ya estaba cerca.
Para la parte final, los brasileños cerraban con “Carry on”, otra explosión de mosh en la que introdujeron partes de “Temple of hate” la rola en la que los acompañaba Kai Hansen, el vocalista de Gamma Ray.
Todavía había espacio para una rola más antes de la despedida. Y con el sello de los grandes. La sorpresa era un cover de Maiden (“Hallowed be thy name”), siguiendo con algo de Slayer y para cerrar, nada más y nada menos que “Painkiller”, de Judas Priest. Era el broche de oro, el final reservado para dos horas llenas de metal que vivió San Salvador, todos los metaleros que poblaron la Feria.