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Un análisis de lo que la tecnología ha significado en el arte y a los que opinan en él.
Escrito por: Omnionn
Hace unas semanas, mi Papá tuvo el placer de visitar El Salvador por casi dos meses. Durante ese tiempo, familia y amigos en ocasiones preguntaban “¿como está tu hijo?”, “¿que es lo que anda haciendo últimamente?”. Mi “Apa” (como cariñosamente le llamo), siendo uno de las personas que mas me apoyan en mis asuntos artísticos, les mencionaba entre otras cosas yo era un compositor de música y que de vez en cuando publico mis obras… etc.
Cuando este tema era tocado, las personas le preguntaban “¿ah, y cual instrumento es el que toca?” o “¿Él toca en una orquestra o sinfónica?”. Mi papa les aclaraba, “Mi hijo es compositor de música electrónica…”
En ese momento, muchas de esas personas tenían y siguen teniendo una reacción fácilmente predecible. Esta reacción tiene su base en los conceptos y preconcepciones de lo que “es y no es” arte de acuerdo a nuestros círculos culturales y artísticos. Estas opiniones reflejan las creencias que arte (en este caso música) consiste de los principios tradicionales occidentales que lo han gobernado por más de un milenio. Música [para estas personas] es un templo edificado por arquitectos como Sebastián Bach, Amadeus Mozart, y más contemporáneamente, Richard Rodgers, Oscar Hammerstein, John Williams y Agustin Lara entre otros. Una vez esa institución es edificada generalmente es difícil modificarla y cualquier adaptación, remodelación o adición a esta “estructura” es usualmente rechazada o recibida con cautela o negatividad.
Comentarios como “ah… eso es música hecha por computadoras”, o “la música mecánica… esa es mas fácil hacer que por ejemplo tocar con otros, junto a otros” fueron comunes. Y lo interesante de este tema es que no se tiene que ser un artista de Techno o Trance para encontrar las mismas barreras. El Metal, la Salsa, las agrupaciones de música indígena, Reggae, Hip Hop… todas estas formas son relegadas a “formas de expresión de segunda clase” por no aliarse a las expectativas de los que (legitima o clandestinamente) han ganado una voz en el tema de arte y música.
Yo, su servidor, soy un artista de Trance y Techno. Por lo tanto me enfocaré en las barreras que mi género enfrenta, pero que no están limitados y que definitivamente no son exclusivos a la “electrónica”.
Es quizás ese termino, “electrónica”, por el cual se conoce al estilo de música que usa síntesis de sonido y varios métodos computarizados como una base principal, la raíz de esas preconcepciones. “Electrónica” incita imágenes de alguien encerrado en un cuarto lleno de aparatos con lucecitas, botones y pantallas por todos lados, tratando de imitar el proceso creativo que otros músicos en otros géneros hacen de una forma “natural” [o “análoga” si nos aferramos a términos de computación]. El concepto que la tecnología es creada para simplificar las tareas y trabajos que antes el ser humano tenia que completar con mucho mas esfuerzo crea una idea que la computadora es un aparato que resuelve todos los problemas, produce y hasta “piensa” por si misma. Obviamente, cualquier persona que piensa de esta manera, o ha visto demasiada ciencia ficción en la TV, o no está familiarizado con los artistas o con el proceso creativo de sus obras.
La computadora, como lo es un violín al violinista, una conga al percusionista, o la voz para un tenor, es simplemente una herramienta por medio de la cual el “artista electrónico” no solo intenta a veces reproducir el sonido de un violín o una conga, pero que a veces ese artista logra trascender y escapar las limitaciones físicas que estos instrumentos tienen, por medio de sintetizadores y programas de computación que le ha dado al artista promedio un sinfín de opciones y alternativas.
Es importante aclarar que cuando me refiero a “computadora” no solo me refiero a la que usamos para mandar e-mails e imprimir documentos. También incluye Samplers, Sequenciadores, Teclados electrónicos y mezcladores digitales. Todos estos aparatos contienen circuitos integrados que juntos forman computadoras especializadas, capaces de controlar y reproducir miles de comandos por segundo.
Pero toda esta capacidad tecnológica es un “cero a la izquierda” sin el operador quien con sus conceptos creativos y destreza en un teclado (u otro tipo de interfaz) instruye a la computadora en que se debe de hacer. En términos simples, cuando se oye que una canción de genero “House” o “Trance” tiene un bonito cambio de DO a LA usando una escala menor, ES EL ARTISTA el que está detrás de ese arreglo, no la tecnología que usa. No hay botón en el teclado que diga “hacer música”. No existe programa de computadora que sintetice inspiración. La computadora es solo un pentagrama mucho mas complejo que habilita, no remplaza, la creatividad humana.
Estos avances tecnológicos han creado una explosión artística en el mundo entero. La música ya no es el dominio de “los privilegiados” los cuales perpetúan los conceptos que hacen de ella la propiedad intelectual de los que solo aceptan moldes y patrones tradicionales. Gracias a los avances en grabación y síntesis, un muchacho de 15 años con una Pentium 3 y unos cuantos programas puede concebir el siguiente “Hit #1” sin salir de su propio cuarto… y quizás es esa accesibilidad a la música lo que los tradicionalistas resienten más.
Pero eso no hace a las sinfónicas “enemigos del progreso”. Tampoco alguna vez he creído que un pianista clásico tenga un desprecio para los que no compartimos el género. Tampoco siento que la música clásica sea un género que valga menos por falta de implementaciones electrónica. Creo que las personas que tienden a menospreciar al arte del género “electrónica” son aquellas que erróneamente asocian “sintético” con “falsedad”, o “computadora” con “reemplazo a la esencia humana”. La música es en verdad como un templo… con varias puertas, pisos, ventanas, pasillos y salas. Unos entran por la entrada principal. Otros entramos por la puerta trasera, por las ventanas, y a veces nos encontramos y topamos en los pasillos en camino a un cuarto o a un salón. Son en esos instantes cuando la magia de la colaboración y el entendimiento entre músicos de distinto género toma lugar.
Estoy muy seguro que si Ludwig van Beethoven hubiese tenido acceso a una computadora en sus tiempos, lo primero que se hubiese a lo mejor preguntado fuese “¿como puedo suplementar mi creatividad musical con esta herramienta?”. No hay duda que somos afortunados, cada uno de nosotros (metaleros, hip hoperos, DJs y roqueros), de vivir en una era con acceso a tantas herramientas que suplementan nuestro arte y formas de expresión. Como usamos esas herramientas solo debe de definir el genero musical hacia el cual cada uno de nosotros gravitamos, no el que nuestra música sea considerada arte o no.
Invito a que compartan sus opiniones conmigo en relación a este tema. Visita Omnionn.com y mandenme sus comentarios. Gracias.
))) omnionn (((
polo | 08/11/2014 - 03:17:28 am |
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