Paul van Dyk y Oakenfold nos visitaron el domingo y viernes pasados respectivamente. Dejaron en claro la calidad de ejecución a la que puede llegar una persona si verdaderamente le apasiona lo que hace. Tuvimos prueba de eso.
Un Anfiteatro de la Feria Internacional lleno en un 75 por ciento da fe de que la música electrónica comienza a estamparse en las pieles de los miles de jóvenes que quieren entrar a la nueva era, musical y tecnológicamente hablando.
Bien por los amantes y seguidores de este género musical en alto crecimiento que comienzan a degustar y disfrutar de piezas que son consideradas en muchas partes como las mejores del mundo... recuerden que todo es relativo.
Con relación a las presentaciones de estos dos magnates de la música electrónica se puede decir mucho y poco a la vez, según la perspectiva que se aborde el tema.
Se puede decir mucho, en cuanto a la técnica, manera de producir y mezclar música de los djs. Existió una gran diferencia entre los dos conciertos, el primero, de Oakenfold, sirvió para calentar el ambiente y tirar antesala a van Dyk el domingo. El segudno, el de van Dyk, fue toda una explosión electrónica que correspondía al cierre de dos conciertos, que en realidad lógica, aunque no líneal fue uno.
Se puede decir poco sobre los errores o fallas que salieron de los dos conciertos. Con una organización bien pensada, un sonido que logró sonar en un lugar donde siempre rebotan las vibraciones, la masiva asistencia del público, y el dj set y live act impecables que ejecutaron Oakenfold y van Dyk respectivamente.
En conjunto, es el público electrónico, esa masa de jóvenes y no tan jóvenes que empiezan a motivarse a escuchar la música, primero; y segundo, a asistir a las diferentes fiestas en todas sus modalidades, las pequeñas, la de los clubes, las magnas, los raves al aire libre y demás. En conclusión, el género es el gran ganador, pero más aún sus seguidores más acérrimos que aman este tipo de música que cada vez va creciendo más en el país.