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SE NOS FUE RICKY LOZA, 25 de Junio 2003

Domingo, 24 de Abril de 2005
 
Este es un pequeño homenaje al gran maestro RICKY LOZA quien nos dejó el 25 de junio aquí en su tierra El Salvador. Ricky vivia desde hace mucho tiempo en Estados Unidos, pero año con año regresaba para traernos su Jazz Fest. Ricky, descanza en paz y que tengas un buen viaje. Para los que no lo conocieron esta es su historia...


El público aguarda inquieto el inicio del festín de jazz anual. La “oficina” del maestro está vacía, callada, indiferente a la impaciencia de los asistentes. Nada indica que pronto la batería estallará bajo una delicada tormenta de golpes rítmicos de parte de su propietario, el maestro Ricky Loza.

El baterista aparece vestido con una camisa de su querido rey, el santo del timbal: “Tito” Puente. Ricky se acomoda, agarra un par de baquetas y empieza a impartir una increíble y majestuosa cátedra. “Ese señor toca con el alma”, dice uno de los asistentes.

Termina el recital, compartimos un par de copas y hablamos sobre su vida. Ricardo Antonio Loza, ese es su nombre completo. Ricky dice no estar seguro de su lugar de nacimiento. “Hay una controversia, mi mamá dice que soy migueleño, mi papá decía que yo era de La Unión... no importa soy de los dos pueblos, aunque yo me crié en San Miguel”, explica en su vos carrasposa por los años. Ricky nació en el año 1940. Los que lo conocieron saben que Ricky tenia un espíritu joven.

VIVIR EL JAZZ.

La práctica hace al maestro y este señor empezó a experimentar con la percusión desde los 4 años de edad. “A esa edad tocaba la marimba de mi papá. Mi papá era un gran baterista clásico”, nos confesó el maestro.

En efecto, el señor David Loza tocaba en la Orquesta de los Supremos Poderes (equivalente a la Orquesta Nacional en nuestros tiempos) y se aseguró de que la pasión por la música pasara a la siguiente generación.

“El me garroteó para que yo esté en esta situación, le doy gracias... El vio el potencial en mí” nos explicó.

Alrededor de los años 50, Ricky empezó a recibir fuertes influencias de música norteamericana... “Todas las bandas de aquí tocaban música de las bandas americanas, yo agarraba los discos y me ponía a practicar”.

Su primera batería fue un regalo de sus tíos. Desde ese momento, el instrumento se convirtió en su forma de expresión, es su trabajo. El lo explica así “Cuando estoy en “mi oficina”, siempre suceden cosas locas”.

“Siempre fui curioso con la batería. Aprendí a escuchar malos, buenos y regulares bateristas. Yo agarré a todos. Veía que los malos tenían cosas que no tenían los buenos y así me fui formando. En ese entonces escuchaba música de Buddy Rich, Louis Benson, Dick Jones y otros”.

Pronto llegó un momento decisivo en su vida. Ricky conoció el Jazz. Un música que embruja a sus adeptos y desde ese momento - hasta el propio día de su muerte - no lo abandonó de sus vibraciones vitales. “Yo estudiaba los discos hasta que se rayaban” decía. Y es que siempre lo vimos así cuando regresaba a su patria. Año con año, con música nueva. Nuevos músicos. Siempre se le veía emocionado...

Sus primeras experiencias en vivo fueron con la Melódica Polío, ellos lo trajeron a la capital... Ricky fue padre de ese ritmo 100% nacional llamado Suc. “Creo que tuve un 80% en el ritmo del Suc, un ritmo nacional que un día lo vamos a bien interpretar para que la gente sepa que tenemos otra clase de folklor”. Eso me lo dijo quizá por el año 2000, cuando lo conocí y lo cumplió el siguiente año. Escuchamos un ritmo nuevo que resuena en el cerebro, algo así como “el jazz suc”, otra onda bien elevada...


“ME FUI BUSCANDO EL JAZZ...”

Ricky dejó el país a la edad de 27 años. Su sueño era conocer y dominar el ritmo que tanto embrujaba su alma. “Pero siempre me he sentido mejor en mi pueblo que allá”, dijo una vez con orgullo... Es por eso, que su muerte en estas tierras no sorprende. El alma de algún modo sabe. Estoy seguro que Ricky quería ver su tierra antes de regresar al universo de donde provenía.

Ricky nos cuenta que en esa época “en El Salvador había mucha influencia de Jazz, pero no había apoyo. Me fui buscando nuevas técnicas y gracias a Dios, ahora me siento cimentado en el Jazz” explicó hace unos años.

En Estados Unidos conoció a músicos quienes lo introdujeron a muchas agrupaciones del género. “Fui practicando todos los días por lo menos unas dos horas”.

El maestro Loza nos confesó sus gustos por la Big Band, y músicos como Duke Ellington, Count Basie, Billy Mae y otros grandes.

Gracias a su talento y dedicación Ricky llegó muy lejos como músico. Enseñó música en la prestigiosa universidad George Washington – gracias a la recomendación de su bajista Dave Marsh, quien lo acompañó durante muchos años de su vida, se identificaron como hermanos en el jazz y tocaron juntos por más de década y media -, Ricky también enseñó en la Universidad de Maryland, y la Universidad de Delaware poniendo muy en alto el nombre de los músicos de nuestro país.

Ricky fue baterista profesional “freelance”: no tenía una banda fija. Por su talento se dio el gusto de rodearse siempre de los mejores músicos, de altísima categoría, el maestro llegó a compartir escenarios con muchos grandes”.

MANO A MANO CON EL REY

Uno de los eventos que más satisfacción le dió al maestro Loza es haber conocido y hecho amistad con el rey del timbal “Tito Puente”.

En 1972, 1992, 1996 Ricky Loza acompañó al “Rey” en conciertos. “Fue grande para mí... Había un trompetista llamado Saúl Torres, que era de Santa Ana, y tocaba con Tito. Él me lo presentó. Yo estaba viendo su concierto cuando escuché que por ahí decían ¡Salvador! ¡Salvador! Era Tito invitándome a tocar. Me sentí nervioso. Yo soñaba tener el autógrafo de él, sin saber que alguna vez iba a tocar con él”.

“Cuando murió Tito Puente yo no sabía... A mi me hablaron de Univisión en Washington... Me fueron a entrevistar en la Universidad, dando la mala noticia. Un reportero Mauricio Rosales me dijo... Mirá se murió tu Rey, eso me conmovió... Aparte que era famoso, era mi amigo personal.... Aprendí mucho de él, mucha disciplina”. Ahora, Ricky, estamos seguros que estás con él. En el paraíso de la percusión, allá en el planeta de los músicos, de los locos.

EL JAZZ FEST: PORQUE EL PUBLICO SALVADOREÑO TIENE GUSTO...

“Yo se que en mi pueblo hay gustos. Hay gustos de todo... yo no menosprecio la cumbia, ni nada... Pero el Jazz para mí es muy importante. Es una música como la clásica. Mi pueblo estaba ansioso por esta clase de música. No lo hice comercial, lo hice por feeling”. Año con año Ricky armaba tremendos shows en su tierra. Los hacia en La Luna Casa y Arte. Su casa, cada vez que nos visitaba.

“Entre tragitos y bromas surgio este Jazz Fest, que es algo que está creciendo”, nos dijo el maestro con una gran sonrisa.
El Jazz Fest se convirtió, desde mediados de los noventa, en una importante cita anual para los amantes de este género. Ricky sabía en su corazón que el Jazz iba ganando su espacio en este país, su esfuerzo valió la pena. Ricky nos traía siempre buena y nueva música para que aprendiéramos a escuchar. Fue un gran maestro. Año con año mucha gente salía de sus recitales impresionados por lo que acababan de escuchar... Muchas gracias, por nunca haberte olvidado de esta que fue tu pinche patria... Sea que te quedes aquí. O que lleven tus restos a aquella nación extraña. Tu espíritu se queda con nosotros.

Señores y señoras, Ricky ha dejado el edificio, la “oficina”, esta vacía, indiferente... ¡Que suenen los redobles fuerte, que el jazz se escuche al fondo en un minuto de murmullo doloroso, que se escuche hasta el cielo, por que se nos fue... el maestro, el loco, el genio, el único Ricky Loza!

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