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Cultura habló a los sentidos y calmó la sed de El Salvador, con una misma canción

La noche les recibió con lluvia… lágrimas de alegría, por que su música fue, es y será un trago que calma la sed de un país, de jóvenes, de gente, que necesita ideas nuevas, palabras llenas truenos, para hablar a los sentidos, de todos… hasta de los que parecen en estos días no tenerlos.

Todos los asistentes a este concierto, el 3ro de la banda en El Salvador, fue un gran motivo para vivir, para expresar y constatar la fuerza de una banda de reggae, que hace música y hace sentir orgulloso de su presencia y sonido a cada cual que les presencia.

Que agradable escuchar las palabras y sonidos que salen de Cultura, así, como lo diría Zaratustra, para todos y para nadie.

Pero siempre hay sonidos q desafinan… acciones, miradas, estados mentales que impactan y que roban la buena vibra de un buen momento.

Mientras Los Tachos, con nuevas experiencias y visiones en su haber interpretaban su reggae de unidad, al fondo, en el portón principal de acceso general, muchos tiraban y jalaban la puerta, llenos de ansiedad por escuchar música de paz, pero actuando como dementes, que no concuerdan con lo que tanto hablan y no predican del mensaje de su Jah!... Ya es tiempo de cambiar y de aceptar que la convivencia también necesita de humildad, paciencia y voluntad… como en palabras del gran Bob, convivencia con One Love.

Pero, en lo que a nosotros nos corresponde, seguimos clavados en Los Tachos. Sorprendiendo con un baterista nuevo, viejo conocido en la escena local, la banda llegó y encendió a los miles de presentes con la base reggae a cargo de Mauricio Hernández, El Chele, recién llegado de estudiar en EUA, buen baterista que perfectamente se acoplo a la banda, donde también hay capacidad para fundamentar su reggae unido con gran interpretación. Sus éxitos, su referencia de calidad.

Luego, sin cerveza,  pero con vodka, la multitud, esa que se colocó justo al lado del sector VIP, ese que muchos de los que ahí pagaron y despreciaron por no sentirse así por un par de sillones que se colocaron…  para hacer la diferencia que no existió, recibió a Mozote. Esta banda, a la que la palabra fusión le queda cabal, llegó con gran filing pero sin mucha fidelidad en su sonido, factor que le pasó la factura al no sonar con la calidad que todos sabemos que poseen.

Sin embargo, el mal sonido que afectó la presentación e interpretación de Mozote, no afectó el contenido de sus líricas, entre ellas Castigo, o Palabras y Acertijos… buenas rolas, de gran contenido que se impuso a un sonido no favorable.

Cultura, música para enriquecer a los pobres

Y llegó la banda con su riqueza más preciada, a compartirla con todos.

Casi 60 minutos llenos de puros beats, a lo Istmo Music, fueron parte del receso previo a Cultura Profética, receso justo para calmar la ansiedad que provoca la emoción de lo que vale la pena. Y después, Cultura se atrevió… éxito tras éxito, vergazo tras pijazo, la banda mató a todos… con versos, canciones y la actitud humilde que hace grande a los grandes.

Nadie se atreve, Ritmo que pesa, Lo de más, y las demás del repertorio de Cultura Profética fueron las que todos echabamos de menos, en nuestro El Salvador.

Pero con danzas y manos alzadas al Creador… a Jah, miles de salvadoreños sacaron su lado jamaiquino, bailando con los puertorriqueños.

Mientras los brazos se alzaron, con ellos también muchas cámaras que no querían perderse detalle de la memorable noche, jugando con luces y sonidos, todos respaldados por una gran pantalla que de fondo demostraba que los organizadores, saben, pueden y quieren hacer conciertos de calidad.

Y la banda boriquen, demostrando que también puede… que puede tocar, que puede expresar, que sabe interpretar y que su oficio, de músicos y banda, lo saben desarrollar.

Creo que cada detalle del concierto fue una muestra de una buena noche, con un buen público, con una buenísima organización y con una grandísima banda. No importó a nadie, que no tocaran su canción favorita… Biekes, El romano, o cualquier otra que no apareció en el set list… lo importante fue que Cultura cumplió un deseo, de muchos… de miles.

Con La Dulzura, y un par de canciones de este que será su próximo disco, que se vuelve otro gran pretexto para volverles a tener en El Salvador, esa noche, la del viernes 2 de julio, subió el humo, pero humo de buena vibra, no de violencia y temor… subió el humo con música de paz que sirvió para unir a los asistentes, en una misma canción, exacto cuando toda la gente bebió lluvia de Cultura.

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