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Por aquí pasó "El Gato"
Domingo, 17 de Abril de 2005
Viernes 6 de Septiembre 2002. 10:00 p.m. Llegamos un poco tarde al Ruko Rock. El parqueo estaba lleno y desde afuera se escuchaba los ruidos “alegres” de la gente que se había dado cita en la casa de la leyenda del rock salvadoreño, Luis López. Justo en la entrada se encontraba otro mito de carne y hueso, el guitarrista Salvador “Chamba” Elías, quien tomaba un poco del aire - con el característico olor a pupusa -, de los Planes de Renderos.
No había cambiado mucho desde la última vez que lo había visto en el año de 1995. Le pregunté si se acordaba de mí, pero el me confesó que sus recuerdos le andaban fallando un poco. Le recordé que habíamos tocado juntos en la banda de mi colegio y para no desanimarme me dijo: “Puta, que grande estas”. La música, fuente de la eterna juventud, lo ha conservado bastante bien, excepto por pequeñas señas de calvicie, propias de un hombre con 50 años bien vividos.
Entonces le pregunté si me podía dar una entrevista “para la posteridad”. Accedió sin exaltarse demasiado. Comenzó por el principio, allá por el año de 1960.
Contó como de pequeño siempre se vio rodeado de música ya que sus padres eran muy fiesteros. “Ellos siempre llevaban música en vivo”, recuerda. En una de esas ocasiones, a sus ocho años de edad, a “Chamba”, se le ocurrió tocar la batería con un grupo de música tropical que lideraba un familiar cercano.
En ese tiempo, Chamba recibía influencias tempranas de grupos de música afrocubana, música de las Big bands estadounidenses, música de tríos - “ los tríos tienen una similitud increíble en los requintos de la guitarra con las melodías del jazz”, dice, ahora ya con mucha experiencia -, y muchos otros tipos de ritmos. Pasó poco tiempo para que la atención de Chamba quedara fijada en el sonido de la guitarra. De allí para acá, su vida se ha basado en su habilidad para hacer sonar las seis cuerdas de la “lira”.
Durante su primera etapa, “Chamba” recuerda que para aprender iba a ver los conciertos de grupos como “Los satelites del twist”, los “Holly boys”, los “Supertwisters”, “los Beat” que en ese tiempo se realizaban en la radio YSKL. “Me enfrascaba tanto que en mi mente que sentía que estaba tocando yo con ellos”, recuerda.
Finalmente le compraron una guitarra alrededor de 1962. Recuerda que un amigo le enseñó sus primeros tres acordes, “Me dijo, este es La, este es Re, y luego me enseñó a tocar “La Bamba”, su restante aprendizaje sería autodidacta.
Pues Don Chamba Elías es un nombre muy conocido, en el acervo musical del adulto contemporáneo, aquí en el país hizo carrera con bandas como Los Mustang, Los Salvajes, Los Kiriaps, Oasis, Macho y Aurora durante los 70, 80 y tempranos 90. “El gato”, como le dicen sus conocidos, llegó a ser considerado - junto a Tony Oliva -, como el mejor guitarrista de su época.
“Chamba” tocaba de todo tipo de música, en especial el rock & roll, sin embargo fue de los primeros guitarristas que se interesaron por el Jazz. Tanta fue su influencia que “El gato”, dejó el vecindario y se fue a vivir a Washington, una de las capitales de ese ritmo afroamericano. Por último, Chamba nos contó que recientemente había conquistado el sueño de grabar un disco en los Estados Unidos y prometió traerlo la próxima vez que visite su patria.
Fue ahí cuando Interrumpimos la tertulia. La gente lo estaba esperando y lo aclamaba. El musicón empezó y sonaron buenos temas del recuerdo como “Cocaine” de Erick Clapton, “Born to be wild”, de Stepen Wolf y otros como “Dejen de pensar en mí”, “Ya vas barrabás”, (tema que grabó con Luis López en el año 1982).
Cuando “El gato”, acabó su “set”, intenté retomar la conversación. Eso se tornó imposible ya que muchos rostros conocidos querían aprovechar para conversar y recordar tiempos dorados. El músico se disculpó caballerosamente y hasta ahí quedó la cosa.
Uno de los presentes, se dio cuenta de que la entrevista se me había frustrado y me dijo: “Yo conozco a Chamba Elías desde los 10 años”. Hablamos un rato y terminó por contarme algunas vivencias. “El hijueputa era promiscuo. Andaba de grupo en grupo. La primera vez que lo vi tocar fue en “los Salvajes”. “Chamba” es un guitarrista nato. Antes de que se fuera del país lo vi en un concierto en la UCA, el dirigía a una banda de Jazz compuesta por 20 músicos, y el “ni siquiera” conocía el pentagrama. Ya en Estados Unidos aprendió todo eso. El es un genio, un talento natural”.
Es una lastima que “El gato”, sólo nos hizo una visita “de médico” y ya regresó a su nuevo barrio allá en “el norte” y quién sabe cuando volverá por estos parajes. Aquí deja una historia en “stand by”; allá, la sigue escribiendo.
No había cambiado mucho desde la última vez que lo había visto en el año de 1995. Le pregunté si se acordaba de mí, pero el me confesó que sus recuerdos le andaban fallando un poco. Le recordé que habíamos tocado juntos en la banda de mi colegio y para no desanimarme me dijo: “Puta, que grande estas”. La música, fuente de la eterna juventud, lo ha conservado bastante bien, excepto por pequeñas señas de calvicie, propias de un hombre con 50 años bien vividos.
Entonces le pregunté si me podía dar una entrevista “para la posteridad”. Accedió sin exaltarse demasiado. Comenzó por el principio, allá por el año de 1960.
Contó como de pequeño siempre se vio rodeado de música ya que sus padres eran muy fiesteros. “Ellos siempre llevaban música en vivo”, recuerda. En una de esas ocasiones, a sus ocho años de edad, a “Chamba”, se le ocurrió tocar la batería con un grupo de música tropical que lideraba un familiar cercano.
En ese tiempo, Chamba recibía influencias tempranas de grupos de música afrocubana, música de las Big bands estadounidenses, música de tríos - “ los tríos tienen una similitud increíble en los requintos de la guitarra con las melodías del jazz”, dice, ahora ya con mucha experiencia -, y muchos otros tipos de ritmos. Pasó poco tiempo para que la atención de Chamba quedara fijada en el sonido de la guitarra. De allí para acá, su vida se ha basado en su habilidad para hacer sonar las seis cuerdas de la “lira”.
Durante su primera etapa, “Chamba” recuerda que para aprender iba a ver los conciertos de grupos como “Los satelites del twist”, los “Holly boys”, los “Supertwisters”, “los Beat” que en ese tiempo se realizaban en la radio YSKL. “Me enfrascaba tanto que en mi mente que sentía que estaba tocando yo con ellos”, recuerda.
Finalmente le compraron una guitarra alrededor de 1962. Recuerda que un amigo le enseñó sus primeros tres acordes, “Me dijo, este es La, este es Re, y luego me enseñó a tocar “La Bamba”, su restante aprendizaje sería autodidacta.
Pues Don Chamba Elías es un nombre muy conocido, en el acervo musical del adulto contemporáneo, aquí en el país hizo carrera con bandas como Los Mustang, Los Salvajes, Los Kiriaps, Oasis, Macho y Aurora durante los 70, 80 y tempranos 90. “El gato”, como le dicen sus conocidos, llegó a ser considerado - junto a Tony Oliva -, como el mejor guitarrista de su época.
“Chamba” tocaba de todo tipo de música, en especial el rock & roll, sin embargo fue de los primeros guitarristas que se interesaron por el Jazz. Tanta fue su influencia que “El gato”, dejó el vecindario y se fue a vivir a Washington, una de las capitales de ese ritmo afroamericano. Por último, Chamba nos contó que recientemente había conquistado el sueño de grabar un disco en los Estados Unidos y prometió traerlo la próxima vez que visite su patria.
Fue ahí cuando Interrumpimos la tertulia. La gente lo estaba esperando y lo aclamaba. El musicón empezó y sonaron buenos temas del recuerdo como “Cocaine” de Erick Clapton, “Born to be wild”, de Stepen Wolf y otros como “Dejen de pensar en mí”, “Ya vas barrabás”, (tema que grabó con Luis López en el año 1982).
Cuando “El gato”, acabó su “set”, intenté retomar la conversación. Eso se tornó imposible ya que muchos rostros conocidos querían aprovechar para conversar y recordar tiempos dorados. El músico se disculpó caballerosamente y hasta ahí quedó la cosa.
Uno de los presentes, se dio cuenta de que la entrevista se me había frustrado y me dijo: “Yo conozco a Chamba Elías desde los 10 años”. Hablamos un rato y terminó por contarme algunas vivencias. “El hijueputa era promiscuo. Andaba de grupo en grupo. La primera vez que lo vi tocar fue en “los Salvajes”. “Chamba” es un guitarrista nato. Antes de que se fuera del país lo vi en un concierto en la UCA, el dirigía a una banda de Jazz compuesta por 20 músicos, y el “ni siquiera” conocía el pentagrama. Ya en Estados Unidos aprendió todo eso. El es un genio, un talento natural”.
Es una lastima que “El gato”, sólo nos hizo una visita “de médico” y ya regresó a su nuevo barrio allá en “el norte” y quién sabe cuando volverá por estos parajes. Aquí deja una historia en “stand by”; allá, la sigue escribiendo.
Comentarios
| crystal x | 10/06/2015 - 09:28:33 pm |
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